En pandemia, en la empresa no nos dejaron faltar, sin embargo el trabajo era escaso por obvias razones. En mi área se enfermaron, no había tantos compañeros y estaba aburrida, así que comencé a ver algunas imágenes que después me llevaron a GIF y finalmente terminé en videos, estaba muy excitada, muy mojada y con muchas ganas de masturbarme. Siempre he tratado de hacer lo correcto pero eran tantas mis ganas y la situación que decidí ir al baño a desahogarme.

Me levanté y me di cuenta que estaba todo vacío, por lo que era el momento perfecto. Fui al baño que está más lejos de mi oficina porque es más privado, me encerré y volví a abrir los vídeos que estaba disfrutando y me volví a encender. Metí mi mano dentro del pantalón, como lo sospechaba, ya estaba mojada y batida, pero no era suficiente así que comencé a estimularme, cada vez estaba más excitada, así que me atreví a quitarme el saco, desabroché mi blusa y el sostén. Puse el celular en el lavabo y comencé a tocarme con ambas manos, imaginando que era la protagonista del vídeo, los labios, el cuello, los pezones, mi vientre y vagina. Cuando el ruido de los compañeros me regreso a la realidad, cuando entré al sanitario, ellos no estaban, por lo que me quedé helada esperando lo peor, era la primera vez que me atrevía a hacer, sin embargo solo se escuchaba que seguian hablando así que decidí terminarlo. Regresé a tocarme pero ahora mis manos temblanban, estaba nerviosa, caliente y me gustaba. Tenía que hacerlo rápido así que me frote rápidamente para llegar al orgasmo más rápido, pero con los nervios nada más no podía, ya estaba cansada y me temblaban las piernas, eso no iba a suceder si no lo hacía bien, así que me bajé el pantalón y las pantaletas, me puse de rodillas y abrí las piernas lo más que pude. Eso fue lo más efectivo pues cada vez sentía el orgasmo más y más cerca, solté un gemido y creí que me habían escuchado a fuera, por lo que me detuve un momento a parar oreja y regresé a lo mismo al comprobar que se seguían escuchando las voces. Cómo ya estaba muy caliente no tarde en venirme, era una mezcla de emociones, estaba asustada, nerviosa, caliente pero satisfecha, por lo que me senté un momento en el suelo recargada en la puerta a admirar lo que había hecho y entonces me di cuenta, ya no se escuchaban las mismas voces, ahora era todo más silencioso, me levanté rápidamente, me vestí, lave mis manos dos veces y salí. Traté de pasar desapercibida pero cuando estaba justo en la puerta de esas oficinas, escuche mi nombre, por lo que tuve que entrar y ahí estaban los tres licenciados que hablaban y se reían, el color rojo estaba en mi cara, mis piernas no dejaban de temblar y uno de ellos me preguntó por mi jefe, solo recuerdo que respondí que ese día no se encontraba en la oficina, trataron de hacerme la plática pero yo lo único que quería era salir corriendo, seguro notaban mi nerviosismo a leguas. Como pude me fui a mi oficina asustada, me senté en mi escritorio y finalmente sonreí...

Me había gustado.