A mi hombre siempre le ha encantado tomarme fotografías y videos, incluso en situaciones no sexuales, desde que empezamos a ser pareja. Mucho más tarde en nuestra relación, me convenció de que me tomara fotografías y vídeos atrevidos. Sin embargo, no era fácil ver fotografías y vídeos en una computadora portátil cuando lo deseas. Así que lo detuvimos por un largo tiempo. Varios años después y con los avances tecnológicos de las cámaras de los teléfonos celulares, regresó su afición de tomarme fotografías y videos atrevidos.

Nuestro arte al principio se limitaba a los confines de nuestra casa, hasta hace 3 años cuando mi hombre y yo nos fuimos de viaje y me sentí muy aventurera le sugerí cambiar el escenario de nuestro atrevido arte al aire libre. Fue algo muy excitante para ambos. El paisaje continuó ampliándose durante los siguientes años.

Esta historia comienza cuando mi hombre sugirió ir de excursión por un sendero cerca de nuestro pueblo. Le sugerí que lo hiciéramos entre semana cuando tenga un día libre para poder ir sin nuestros hijos. Me dio una sonrisa maliciosa y le gustó la idea.

Llegó el día de la caminata y quería hacer algo más sexy para mi hombre, así que empaqué algunas herramientas esenciales en la mochila. También debajo de mis shorts llevaba un short cachetero naranja que decía "resbaladiza cuando mojada".

Una vez que llegamos al sitio notamos que no había muchos autos ya que era un día laboral y además no era temporada turística, mi plan había tenido un buen comienzo. Empecé a jugar con mi hombre y le pregunté "¿cómo me veo?" A lo que él respondió "hermosa como siempre, pero pensé que ibas a usar algo más sexy, es por eso que planeamos venir aquí durante los días laborales cuando esta mas solo aquí". Respondí en broma: "Oh, eso lo planeaste tú, no yo". "Está bien", murmuró decepcionado.

Una vez que llevábamos unos 10 minutos de caminata, mencioné que hacía calor y le dije a mi hombre que se quedara detrás de mí y disfrutara de la vista. Me incliné lo más sexy y lentamente que pude mientras me quitaba los pantalones cortos. Me di la vuelta y vi la mirada feliz y lujuriosa de mi hombre enfocada en mi gran y delicioso trasero. Leyó en voz alta lo que decían mis shorts cacheteros (resbaladiza cuando mojada) y preguntó en broma: "¿Entonces estás resbaladiza y mojada?" A lo que respondí, "solo la parte interna del muslo y las nalgas debido al sudor". Nos reímos y seguimos caminando.

Estábamos más avanzados en el sendero y fue entonces cuando comencé a volverme más juguetóna. Le dije a mi hombre que caminara detrás de mí y comenzara a grabar. Caminé de la manera más sexy que pude balanceando mis caderas de lado a lado y luego me incliné y me bajé los shorts cacheteros. Para sorpresa de mi hombre, no llevaba nada debajo de los shorts cacheteros. En este punto, no estoy segura si mi hombre estaba grabando la vista que le estaba dando, ya que estaba muy atento mirando mi reluciente puchita (esta vez estaba mojada debida a mi excitación). Le recordé que se concentrara en la grabación y él simplemente sonrió y me levantó el pulgar. Luego me apoyé en un árbol, hice twerking y terminé con dándome a mi misma una fuerte nalgada en ambas nalgas. Me di cuenta de que mi hombre quería más, pero me subí los shorts cacheteros y le dije que siguiera caminando. Dejó escapar un suspiro.

Caminamos un rato y mencioné el calor que todavia sentía. Me quité la blusa y dejé colgar mis tetas. Mi hombre se emocionó, pero se emocionó aún más cuando le dije que viniera y sintiera lo sudorosas que estaban mis tetas. No lo dudó y empezó a masajear mis tetas y luego empezó a jugar con mis pezones. Empecé a mojarme aún más. Justo cuando iba a llevarse mi pezón a la boca, di un paso atrás y dije: sigamos caminando. En ese momento mi hombre estaba bien duro y caliente.

Mi hombre muy inteligentemente caminó detrás de mí, ahora podía ver el jugo de mi puchita a través de mis shorts cacheteros. Estaba ansiosa por llegar al lugar planeado. Allí puedes colocar una manta porque el suelo es más plano. El único inconveniente es que está en un punto más alto y no hay mucho que lo cubra, pero también tienes un gran punto de vista y puedes ver si alguien viene desde casi todas las direcciones.

Finalmente llegamos al lugar planeado y le dije a mi hombre que abriera la mochila. Vi sus ojos abrirse de par en par cuando notó que traíamos a Casper. Casper es mi dildo transparente que mide 23 cm de largo y 6.50 cm de ancho. Le dije que no se emocionara, que primero teníamos que prepararnos para el picnic.

Sacó la manta de picnic pero le dije que me dejara hacerlo ya que él cargó con la mochila durante toda esa caminata. Quería ser un caballero y dijo que el lo iba hacer, pero luego le recordé ¿quién grabaría? De repente estuvo de acuerdo y comenzó a grabar. Comencé a colocar la manta de picnic, una vez que estuve encima, me puse en cuatro para extender las esquinas más alejadas de la manta. Cuando iba a comenzar a hacerlo, me quedé en el lugar en cuatro y dejé que mi hombre admirara mi delicioso trasero. Entonces mi hombre dijo: "hace bastante calor aquí arriba". Asentí con la cabeza mientras me giraba para mirarlo y procedía a bajarme los shorts cacheteros. Lo único que me quedó fueron mis botas de montaña y mis calcetines largos hasta la rodilla. Me moví lentamente mientras extendía la manta de picnic y arqueaba más la espalda para que mi hombre pudiera ver mejor mi puchita mojada y mi culo.

Terminé de preparar la manta de picnic y le dije a mi hombre que tenía hambre. Empezó a bajarse los shorts y le dije: "No, eso no. Al menos no todavía". Le dije que dejara de grabar y que sacara el recipiente que tenía trozos de sandía. Me miró extraño, pero si me entregó el recipiente de sandía titubeando. Empecé a comer un trozo de sandía y a propósito lo hacía gotear sobre mis tetas. Le pregunté a mi hombre si podía limpiarlo por mí. Sin dudarlo se acercó a mí y empezó a lamer y chupar mis tetas. Le di un mordisco a la sandía mientras mi hombre estaba concentrado en mis tetas, acerqué su rostro hacia mí y lo besé apasionadamente con la sandía en mi boca. Mientras nos besábamos, jugué con mi puchita y mis dedos estaban llenos de jugo de sandía y puchita. Le dije a mi hombre que fuera a lamerme la puchita hasta dejarla limpia. Lo agarré por el pelo y lo empujé dentro de mi puchita mojado. Estaba en puro éxtasis, pero él no me estaba lamiendo el culo. Me froté un poco de sandía en mi culo y le dije a mi hombre que también me lamiera el culo. Estaba tan caliente que no pude contenerme y saqué a Casper de la mochila. Comencé a poner a Casper dentro de mí, mi hombre se dio cuenta y comenzó a chupar mi clítoris, dedearme el culo y torcer mi pezón derecho. Comencé a gemir muy fuerte y comencé a correrme muy intensamente. Mi puchita y mi culo quedaron temblando.

Después de un par de segundos recuperé la compostura y le dije a mi hombre que estaba lista para comer carne. Le recordé que sacara su celular y grabara. Comenzó el espectáculo chupando a Casper primero, luego poniéndolo en el suelo y me senté encima de él con mi culote hacie a mi hombre. Mi puchita todavía estaba sensible y solté un pequeño grito, pero luego comencé a moverme hacia arriba y hacia abajo lentamente y lo senti bien rico. Luego me di vuelta para mirar a mi hombre, lo señalé y le ordené que se parara frente a mí. Tan pronto como estuvo frente a mí, sus shorts estaban en modo de tienda de campaña. Le bajé los shorts y comencé a acariciar su pene que estaba duro como una roca mientras lo miraba directamente a los ojos. ¿Le pregunté qué quieres qué haga? Él respondió "Que me chupes el pene". Acepté y comencé a chupar primero el costado de su pene moviéndome de adelante hacia atrás. Luego, cuando hice eso por ambos lados, metí todo su pene en mi boca, tocó mi garganta y me atraganté. Comencé a chuparlo y acariciarlo mientras seguía montada en Casper. Sentí que su pene comenzaba a palpitar, así que dejé de chupar su pene y me puse en cuatro y le dije que lo metiera en mi puchita.

Mi hombre empezó a moverse lento al principio y luego empezó a darme mas rudo. Empecé a gemir muy fuerte mientras yo acariciaba mi clítoris. Le advertí a mi hombre que no se corriera porque quería probar mi puchita en él. Comencé a correrme ferozmente, era tan salvaje estar en cuatro y ser dominada por mi hombre en plena naturaleza. Sé que mi hombre tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no correrse mientras yo me corría. Tan pronto como terminé de correrme, me di la vuelta y comencé a acariciar su pene haciendo un movimiento giratorio mientras se lo chupaba. No más de dos minutos sentí que su pene comenzaba a palpitar, tan pronto como sentí el primer chorro de semen en mi boca, saqué su pene y comencé a ponerlo directamente en mi cara y mis tetas. Vino mucho y yo estaba muy emocionada y orgullosa de mí misma por haberlo hecho correrse tanto.

Por un momento olvidamos que estábamos en la naturaleza y simplemente nos miramos con ojos de amor y lujuria. Una vez que volvimos a nuestros sentidos, rápidamente nos volvimos a poner la ropa. Mientras me limpiaba la cara, vimos a algunas personas de edad universitaria pasar y sonreíron como si vieron lo que acabábamos de hacer. Les devolvimos la sonrisa nerviosamente y una de las chicas decidió hablar y dijo que no alcance a limpiarme bien la cara. Me sonrojé mucho y uno de los chicos dijo: "Buen espectáculo, sabíamos que este país ofrecía excelentes vistas, pero no sabíamos que también ofrecía actos sexuales salvajes". Quería desaparecer mientras mi hombre se reía entre dientes. Comenzamos a alejarnos torpemente y una vez que nos alejamos caminamos rápidamente para evitar más vergüenza. Una vez que nos acercamos al inicio del sendero, mi hombre decidió hacer sus habituales comentarios divertidos, dijo, "al menos les dimos a esos turistas un espectáculo que recordarán y les mostramos que en este país si sabemos coger". Le di una sonrisa sarcástica, pero no pude evitar reírme. Me sentí avergonzada por el incidente pero al mismo tiempo disfruté de mi experiencia exhibicionista accidental. Me puse un poco caliente saber que la gente me vio coger. Quizás la próxima vez sea exhibicionista a propósito y no por accidente. Ya veremos.