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Hola! Quiero que esta primera publicación sea un relato sobre una aventura que tuve el fin de semana... Me pusieron al límite de mis deseos.
El jueves, estaba buscando en Internet trabajos ocasionales para ese fin de semana y vi una publicación interesante:
''Se busca chica joven (25-32 años) para asistir a un viaje en un yate privado por este fin de semana. Solo tendría una obligación: acompañar a los invitados en todo lo que necesiten. Serían aproximadamente 20 personas.'' Me quedé pensando en que era bastante sospechoso, pero ofrecía una paga excelente. Entonces, llamé al número y conversé con el señor. Era el capitán. Un tipo con una voz gruesa, como en sus 50 y algo.
—Hola! Mucho gusto, mi nombre es Tom y soy el capitán del yate. Cuéntame de ti, dame detalles sobre tu cuerpo y experiencia por favor —dijo Tom al iniciar nuestra conversación telefónica. —Mi nombre es Lucía. Soy una chica morena, de 27 años, grandes caderas, piernas gruesas, pequeños senos naturales, un abdomen plano y ojos verdes, mi cabello es ondulado y mi sonrisa es encantadora. Tengo experiencia en eventos privados como mesera y asistente, también hice un curso de primeros auxilios y sé navegar. Creo que soy la candidata perfecta para su viaje en el mar —dije con seguridad. Él se quedó callado por un segundo, supongo que me estaba imaginando.
—¿Tienes pareja? —preguntó sin dudarlo. —No, estoy soltera. —respondí. —Bueno Lucía, creo que sí, pareces ser la candidata perfecta. Sin embargo, quiero preguntarte algo que quizás te incomode un poco pero, es el requisito fundamental para contratarte. ¿Alguna vez has participado en un evento Swinger? —continuó Tom.
Wow! QUÉ?! —pensé.
—La verdad es que sí. —respondí.
—Bueno, de eso se trata esto. ¿Estarías dispuesta a participar?
El estilo de vida Swinger es muy interesante. Y si me preguntan, no podría olvidar mi primera experiencia rodeada de parejas intercambiándose para tener sexo, (incluyéndome). Es un disfrute constante, sin límites, con respeto. Una delicia, honestamente.
—Sí, estoy dispuesta y muy emocionada. ¿Es la misma cantidad de hombres que de mujeres? ¿Están todos emparejados, o hay personas solteras? —pregunté, demostrando que sabía del tema.
—La modalidad que utilizamos en nuestra empresa es completamente anónima. Es decir, las personas pueden ir en grupos de 2, como parejas o solteros y nosotros nunca lo sabremos. Eso mantiene su identidad protegida y también da un poco más de morbo, ¿no crees? —respondió y después soltó una risita. —Entonces, para dejarlo claro: ¿Yo tendría que participar en todos los encuentros sexuales? —No en todos exactamente, pero si en su mayoría. La idea de estas fiestas es que todos disfruten entre sí. Siendo soltera puedes elegir si quieres emparejarte con alguien y compartir con los demás o que solamente los demás te ofrezcan unirte a ellos en sus experiencias como chica soltera. —Entiendo Tom, estoy de acuerdo y no puedo esperar para conocernos en persona.
El capitán me explicó la hora y el lugar de salida, me dijo que me pagarían la mitad al salir y la otra mitad al llegar de vuelta, que permaneceríamos todo el tiempo en el mar hasta el domingo, que habría comida, bebidas y todo lo necesario para el viaje. Incluso ropa y elementos de uso personal como shampoo, jabones, lubricantes, juguetes sexuales, condones, pastillas de emergencia, etc. Solo debía estar en el sitio a la hora con mi teléfono celular y listo.
Yo me estaba preparando para salir de mi casa mientras que pensamientos perversos inundaban mi cabeza de una forma increíble...
''Cualquier cosa puede pasar'', pensaba. El hecho de que las personas que asistirán al viaje sean anónimas, no saber si me voy a encontrar con 20 hombres con vergas enormes listos para penetrarme intensamente, o con 20 ancianas, o con 10 parejas; me inundaba. Podía ser una combinación de todos aquellos, la verdad. No podía esperar!
Llegó la noche del viernes y cuando llegué al muelle de salida, vi un yate enorme y muy muy costoso. Si que era una experiencia sexual bieeeen exclusiva eh!
Me acerqué poco a poco caminando con mis tacones plateados y mi mini-vestido apretado negro y vi a un señor en la entrada del yate, me saludó con la mano mientras sonreía. Supuse que era Tom.
—¡Lucíaaa! —gritó, y me pidió acercarme.
Yo le sonreí de vuelta y seguí caminando. Cuando mas me iba acercando a él, empecé a sentir ese calentón que me da cuando conozco a una nueva persona que me podría coger en el futuro. Comienzo a imaginarme su pene, sus bolas, su voz y diferentes maneras de como me haría disfrutar. Soy una zorra, lo sé. Pero me gusta ser así.
Tom me dio un beso en la mejilla para saludarme y ofreció que recorriéramos el barco. Todo se veía muy exclusivo. Comenzamos a caminar mientras él me explicaba la ubicación de todo. Habían varias habitaciones y baños, muebles, mesas con comida deliciosa y una cubierta espectacular. Estábamos solos, aún no habían llegado los “invitados anónimos”, así que cuando llegamos a la cubierta y vi la hermosa vista del mar, la tranquilidad de las olas, la presencia de la luna llena expectándonos, el silencio de la soledad… Quise desvestirme.
—Entonces, Señor Capitán… No le molestará que me desvista. —le dije, mientras dejaba caer mi vestido negro en el suelo. Iba sin bra, obviamente. Con un hilo bien pequeño de color rojo. Mis nalgas se veían deliciosas. Me acerqué a él y le dije: —Mírame. —susurré y luego metí mi lengua en su oído. —Me deseas? —continué.
—Ufff claro que te deseo! —dijo, y luego comenzó a sentir mis nalgas suavemente. —me encantas Lucía.
Estaba ansiosa por sentir su pene dentro de mi. Pero primero, me agaché y le pedí que se bajara los pantalones y dejara salir esa erección que tenía. Se sacó la verga y literalmente, me la puso en la cara. Yo estaba allí, de rodillas, frente al mar, con un pene grande y blanco en mi cara. QUE RICO! Jajajajaj. Primero, comencé a sentirlo con ambas manos, lo acariciaba y exploraba con mis dedos, mis palmas. Quería que estuviera completamente erecto para proceder a metérmelo en la boca. Veía su cara de placer, con el fondo de noche estrellada y no podía creer lo divina que me sentía. Extasiada. Lo tenía completamente depilado, limpio, duro y grueso. Justo como me gustan. Entonces comencé a escupirlo. —¿Te lo mojo, papi? —dije entre gemidos. —Por favor, escúpelo hasta decir basta!! Me encanta! —respondió Tom. —Dime cómo quieres que me divierta con este enorme pene. —respondí mientras lo llenaba de saliva incansablemente. Las gotas de saliva caían en la cubierta del barco. Mmmm que rico. —Chúpalo, metetelo entero en la boca.
Eso hice, comencé a chuparlo levemente para luego aumentar la intensidad. Lo chupaba con muchísimas ganas, muchísimo deseo! Me encanta mamar, es lo que mejor sé hacer. Y si estoy en la cubierta de un barco, aún más!! La adrenalina de pensar que en cualquier momento llegaría alguien y nos vería, me consumía y me provocaba pequeños orgasmos mientras le chupaba la verga al capitán. Sentía escalofríos, y la brisa erizaba mis pezones que por supuesto, estaban durísimos. Los rozaba con sus piernas para darme aún más placer. Veía su cara, que de vez en cuando la inclinaba para bajar la mirada y disfrutar de mi mamada.
Entonces, escucho una voz femenina que se va acercando. —¡Holaaa! Hay alguien aquí?
Tom intenta parar, pero yo sigo chupando. No le permito que se salga de mi boca en este momento. Pienso en un trío y me excito aún más. La mujer termina de acercarse a la cubierta y asombrada por lo que estaba viendo, nos pregunta si se podía unir. Era una mujer de unos 45 años, sola. Rubia, con buen cuerpo, senos operados enormes y un culo pequeño. Vestía un top de lentejuelas brillante, plateado y tacones a juego. Una tipa muyyyy caliente. Mayor, pero caliente.
—Ven a chupar este hermoso pene conmigo— le dije mientras aún estaba agachada con mis manos masajeando los testículos de Tom. —Me encantaría más comerte a ti, guapa.
Entonces, me puse a pensar en que, en realidad, no había sentido las manos de nadie tocándome todavía. Porque ya bien, Tom es el único que está disfrutando en este momento. Soy egoísta. Pero quiero placer. Y mucho. Me levanté del piso y me limpié la cara, la boca y me acerqué a la mujer.
—Hola, me llamo Lucía. —le dije y le estiré mi mano para saludarla. —Hola, un gusto conocerte, soy María. ¿Te puedo besar? —dijo, y de una se acercó a mi cuello para respirarme suavecito al oído. —Por favor, hazlo. —exclamé con voz de excitada.
Tom simplemente se quedó inmóvil en donde le estaba chupando la verga y comenzó a masturbarse mientras nos veía. En silencio. Ni una sola palabra dijo el tipo.
Mientras tanto, la tenía emocionada comiéndome el cuello a besos, podía sentir su respiración entrecortada. Me tenía muy caliente, y solo con besarme el cuello. Pude sentir su perfume, era exquisito, como una mezcla de rosas y vainilla, algo demasiado dulce. Y su piel blanca, acariciaba mis pezones descubiertos exclamando placer. Decidí quitar su vestido de lentejuelas y lo dejé caer en el piso. Obviamente, María tenía ropa interior negra. Que ricooo!
—¡Qué buena manera de empezar la noche! —dijo, y me dio un beso en los labios mientras se desnudaba completamente.
Sus pezones quedaron al aire y se pusieron duros enseguida. —Siéntate aquí. —dijo mientras señalaba uno de los muebles exteriores de la cubierta. Procedí a sentarme y abrí las piernas de par en par para María. Pensé que se iba a comer mi agujerito caliente, pero comenzó a masturbarme con sus pezones. Diossss!!! Que delicia. Pensé. Nunca me habían hecho eso, que rico se siente! María estaba sentada frente a mí, acariciando mi clítoris con su pezon. Lo estaba disfrutando la muy perra. Quizás más que yo. Empezamos a gemir y a decirnos cosas sucias y sensuales. —Dime, te gusta como te masturbo con mis tetas? —exclamó María. —Mmmm si mami, me encanta. Me tienes muy excitada. Sigue así que me quiero venir en tus tetas.
María introducía su pezón en mi huequito una y otra vez, lo sacaba lleno de fluidos y lo volvía a introducir. Acariciaba mi clítoris sin parar, hacía movimientos circulares para darme placer, pequeños toques con la punta de su pezón. Hasta que ya no pude aguantar más, tuve un orgasmo y solté un gemido fuerte. Las palpitaciones de mi vagina duraron como 20 segundos, fue muy intenso.
Pero María nunca dejó de restregar sus tetas en mi coño, y así, me hizo acabar a chorros.
—Aaaaah!!! Que rico!! —dijo Tom, que estaba al costado mirándonos mientras soltaba su leche en el piso.
La cara de María llena de mis fluidos es una imagen que no borraré nunca de mi memoria. La tipa sonreía y podía notar que lo estaba disfrutando tanto como yo…
Logré levantarme del sillón, recuperar aire y fuerzas para seguir cogiendo, cuando a lo lejos, veo una pareja masculina que va caminando por el muelle dirigiéndose al yate.
Mmmm… Gays. ❤️ La noche apenas comienza…😈
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