Al llegar al cuarto de hotel le di los condones al Italiano y ella se fue a acostar a la cama. Yo acomodé una silla justo en frente, para ver el espectáculo en primera fila. Saqué mi cámara para tomar unas fotos de vez en cuando y mi celular para grabar videos.

Ya con el condon puesto la tomó por las piernas, se las abrió y se la metió en posición de misionero. Yo no daba crédito a lo que veía. Lo que tanto fantaseamos está sucediendo y ¡ni más ni menos que en nuestra luna de miel!.

Mi mujer estaba muy excitada, su panocha mojada al grado de escurrir agua por la pierna. Hacía mucho tiempo que no pasaba eso, quizá desde que éramos novios cuando dejaba el colchón mojado de existacion.

Mientras se la cogia ella lo abrazaba y le decía cosas al oído que no alcancé a distinguir. Luego ella lo volteo y se montó arriba de él. Mi mujer tiene unas nalgas deliciosas y una espalda muy estilizada. Así que esta posición la hacía lucir como una diosa. Lo montó como vaquera del viejo oeste. Primero con movimientos rápidos, luego sentándose completamente en el y finalmente levantando las nalgas para que el se la metiera y sacara.

Yo entonces decidí pararme de la silla para hacer algunas tomas más cercanas. Los dos estaban sudando mucho. Mi mujer cada vez gemia más fuerte.

Cambiaron de posición. Ahora él la coloco en 4, de perrito, mi favorita. Verla así es la cosa más excitante. Primero le dio unas ligeras nalgaditas. Luego se la metió. Ella abrió la boca, por un momento pensé en intervenir y acercarle mi verga para que me chupara pero no. Solo fue un pensamiento. Mejor me quede de espectador.

Se la cogio así por un buen rato. Mi mujer se veía que estaba empezando a llegar al clímax. Pasaron un par de minutos y comenzó a bramar como perra en brama. Nunca la había visto así. Fue un largo y agónico orgasmo. Después de que se vino ella, el siguió cogiendosela ¡No había terminado! . Ella volteó a verme como diciéndome: “dile que ya se venga” lo que me llevo a tener una gran idea. Le dije “Ella ya no puede más, quítate el condon y vente en su cara”.

Ambos accedieron. El se puso de rodillas y comenzó a masturbarse. Ella puso su rostro por debajo para que le cayeran en la cara como una lluvia de espermas. Yo tomé mi cámara para grabar el momento.

¡Y así fue! El primer chisguete cayó en la frente, el segundo en la mejilla y el tercero muy cerca de los labios.

Luego el se puso su ropa y como buen europeo, de lo más normal, nos dijo Ciao y se marchó.

Así terminó la primera de muchas aventuras morbosas en pareja