A continuación, diez consejos rápidos para reconocer la poesía barata. Si reconoces dos o más de estos síntomas en tu texto, deberías considerar seriamente guardarlo unos años en un cajón, hasta que tu yo futuro tenga el juicio suficiente como para tirarlo a la papelera. 1. Si no fuera por los saltos de línea, sería un texto como cualquier otro. (En serio, lo que distingue la poesía de la prosa no es darle al intro compulsivamente). 2. Palabras como: anhelo, corazón, alma, amor... Son como el azúcar. Un poquito está bien, pero si llenas tu texto de dulce los lectores se cansarán muy rápido. 3. Muertes, suicidios inminentes, heridas graves, todas esas metáforas, aplicadas al mundo de tus sentimientos, podían tener su gracia allá por el romanticismo. Han pasado un par de siglos. Nadie va a creerse que tengas el corazón apuñalado por su indiferencia, cuando sabemos que en el fondo tu poema trata sobre por qué nadie le da like a tu última foto del Insta. 4. ¿Métrica? ¿Qué métrica? Aunque no lo creas, la poesía va de ritmos. Hay poesía que juega a desdibujar el ritmo o transgredirlo totalmente, pero para eso tienes que aprender a reconocerlo. Si ni siquiera te lo has planteado, estás escribiendo prosa recargada, no poesía. 5. EN serio, deja de darle al intro cada tres o cuatro palabras. Si medio párrafo se convierte en un poema entero por la magia de pulsar intro mucho muy fuerte, sigues teniendo nada más que medio párrafo, no poesía. 6. La rima puede ser consonante; la rima puede ser asonante; la rima puede no estar. Pero la rima no puede ser a ratos consonante, a ratos asonante y después no y después otra vez asonante. 7. La poesía es lo contrario a ideas sueltas. Un poema tiene una estructura, un sentido. Va hacia alguna parte. No es, en ningún caso, una acumulación de imágenes inconexas. 8. Las musas pueden dictarte, pero no permitas que sean dictadoras. El ideal romántico del poeta enloquecido que escribe febrilmente una tras otra versos inmortales inspirado por una fuerza divina es falso. Muy al contrario, lo normal es partir de un primer borrador, e ir trabajándolo, modificando versos y corrigiendo detalles durante semanas o meses. 9. Salvo excepciones, si algo es breve tiene escaso contenido. Es cierto que los haikus, y otras formas de poesía, pueden aprovechar la brevedad para ser más incisivos, más directos y brutales en su desnuda exposición de la verdad poética. Pero en la mayoría de los casos, cuando un aspirante a escritor manda un fragmento de cuatro líneas, significa que es lo que le ha pasado por la cabeza, y que no tiene ni idea de por qué, ni siquiera de cómo continuar. Por eso se ha quedado en esas cuatro líneas. 10. El yo y el yo poético no son lo mismo. Igual que en una novela damos por hecho que el narrador es distinto al escritor, recuerda que la poesía a menudo presenta una realidad poética que no coincide con la del poeta. Puedes explorar toda la creación en busca de puntos de vista que te permitan expresar mejor lo que quieres expresar. Si todos tus textos tratan siempre sobre lo que te ha ocurrido esta mañana, o cómo te sientes hoy, es posible que más que poesía estés escribiendo un diario (y todos sabemos lo aburridos que son). Busca la universalidad en lugar de lo concreto de tu experiencia, aunque regreses a tu yo, o un yo ficcionado, para construir esa universalidad desde tu caso particular.

Perdonad que lo haya escrito rápido desde el teléfono. Es un fenómeno que me hace mucha gracia y ha salido así. Es un poco broma y un poco no tanto.