El sonido de la lluvia llenaba la pequeña cafetería en el centro de la ciudad. Mi nombre es África hojeaba un libro mientras sorbía un café que se enfriaba rápidamente. Era uno de esos días grises en los que todo parecía moverse más lento, menos las gotas que se deslizaban por la ventana.

Ya que estaba desorientada por la fuerte discusión que minutos antes había tenido con mi marido, los problemas de siempre, tiempo, dinero y sexo (cabe aclarar que me encanta el sexo) mi marido ya no me daba el tiempo que necesitaba el siempre estaba cansado yo con la edad de 33 años culo bien parado y grandes caderas ocupaba tener a un semental que me cogiera todas las veces que fueran necesarias, que me chupara mi pancha y me echara su leche en mi culo.

La puerta se abrió, dejando entrar un golpe de viento frío y un hombre empapado que se sacudió el abrigo. Su mirada se cruzó con la mía mientras buscaba una mesa. La cafetería estaba llena, excepto por la silla frente a mí.

“¿Te importa si me siento aquí? Parece que no hay más espacio”, dijo él con una sonrisa tímida.

"Claro, adelante", respondí marcando la página de su libro. El era un hombre más o menos de mi edad buen torso, buenos brazos y se le destacaba debajo de su bragueta

La conversación comenzó de forma casual, hablando del clima y la calidad del café. Sin embargo, en cuestión de minutos, nos dimos cuenta de que teníamos más en común de lo que parecía: el gusto por los libros antiguos, las caminatas bajo la lluvia, incluso el extraño hábito de observar a la gente y crear historias sobre ellos.

Cuando la tormenta se amanó, él le ofreció un paraguas para acompañarme hasta el metro. Caminamos cerca, compartiendo un espacio reducido bajo el paraguas, nuestras risas mezclándose con el sonido de las gotas que caían alrededor.

En ocasiones me rosaba con su mano mi cintura, yo para ese momento estaba tan mojada que pensé que se daría cuenta.

"Deberíamos hacer esto más seguido", me dijo cuando llegamos al andén

¿Qué? ¿Caminar bajo la lluvia?” Le pregunté sonriendo.

Le dije y si mejor me llevas a tu departamento

El con una mira me dijo todo, llegamos a su apartamento y lo primero que hizo fue levantarme el vestido, bajo mis bragas me dio la mejor chupada que había sentido antes, se sorprendió de lo mojada que estaba, le saqué su pene y era enorme, grueso lo primero que hice fue llevarme a la boca así como él, me atragantaba con su gran polla, me levantó y sin más me la metió de una tuve mi primer orgasmo esa primer grito metida un tuve de excitación inigualable, "me gusta que me traten como una cualquiera" y él parecía Que sabía todo eso.

Habrá una segunda parte.