Recapitulando la primera parte del relato. Estábamos mi esposa y yo en Cabo San Lucas, en un antro, altas horas de la noche, mientras ella bailaba cachonda reggeton en la pista, yo le conseguí un toro por medio de una aplicación. Un toro negro para ser más exactos. A los 20 minutos llegó el chico al antro. El ya sabía cómo estaba vestida ella. Yo lo vi entrar y lo seguí con la mirada hasta que llegó a donde estaba ella. La tocó por el hombro y le preguntó si podía bailar con ella. Esa música de manera natural hace que los cuerpos se muevan sensualmente. Ellos así lo hicieron. Primero de una manera discreta pero poco a poco subiendo la intensidad. Las nalgas de ella cada vez rozaban con más frecuencia su verga, y yo veía la satisfacción de mi esposa al ser pretendida por este hombre afroamericano alto y fornido. Continuaron bailando pero ahora frente a frente. Ella llevaba un vestido de noche porque antes de ir al antro habíamos ido a un evento formal, su vestido era largo pero le dejaba ver bien su figura. Esbelta, el escote discreto apenas dejaba divisar esas tetas pequeñas pero deliciosas que tiene. Su cintura bien marcada, y su culito con una falda suelta lucia bello como siempre. El la tomó de la cintura y ella como pudo lo abrazó por el cuello. Le quedaba un algo, lo que la obligaba a acercarse más a el. Esto sirvió para que las manos del chico pasaran de vez en cuando de la cintura a las nalgas. Siempre que lo hacía se acercaba al oído de ella y le decía algo. Ella reía. (Al siguiente día le pregunté que era lo que le decía el negrito y ella me contestó que se deshacía en piropos sobre sus nalgas, que no podía creer que una mujer blanca de 39 pudiera tener unas nalgas tan deliciosas). La música seguía y ahora ellos ya se besaban. Muy apasionadamente. Ella tenía que estirar el cuello para alcanzarlo. El la ayudaba sentándose en un banco para que la posición no fuera tan forzada. Así siguieron por un buen rato. Quizá una hora. Bailando, manoseandola, besándose. En una ocasión incluso la tomó de las nalgas y la levantó del suelo, ella lo abrazó con sus piernas y se derritieron en un largo y apasionado beso. Todo iba de maravilla. Yo pedía me senté a un ladito, pedí unas cervezas y de vez en cuando los grababa. Me calienta mucho grabarla en estas situaciones.

La cosa como les comento se iba poniendo cada vez más caliente. Pero de repente algo sucedió que se dieron un largo abrazo, un fuerte beso y se despidieron. Yo me quedé con la boca abierta. Y me dije. No, por supuesto que no. Esto no se queda así.

Le pregunté a mi esposa que había pasado y ella me contestó que nunca se animó a invitarla a la habitación ni ella tampoco tuvo el valor para hacerlo.

Para que estoy yo!!! Dije. Íbamos ya de salida para tomar un Uber y le escribí al chico. Le dije que le escribiera a ella, que le insistiera, que ella estaba caliente y quería coger. El chico me obedeció. Le escribió. Ella recibió los mensajes y me dijo con carita de brama: “me está escribiendo!!!, que le dijo” “Pues invítalo al hotel!!!” . Ella dudo por un instante y luego se armó de valor. Lo invito al hotel. El dijo que en 20 minutos llegaba. El camino en Uber parecía eterno. Yo le dije. “Tu llega a bañarte y yo arreglo todo en recepción para que lo dejen pasar”. La cita estaba cerrada! En una media hora mi mujer se estará cogiendo a un negro. Lo que siempre quise ver!!!!

Continuará…