Comencé a trabajar en la misma empresa que mi papá pero en otra ciudad, un pueblito, más bien, prácticamente los que habitaban el pueblito era. Puros trabajadores, así que siempre se veían los mismos rostros.

Como yo era "recomendada", eso no le agradaba a muchas personas y solían cargarme más de trabajo (pura envidia) entre ellos uno de los jefes, que después de la jornada de más de 12 horas, pedía que hiciéramos una presentación con los avances del día para que se enviara a la capital del país donde estaba concentrado el power… pero por caerle mal al señor, determinó que yo fuera responsable de esas presentaciones, se tenían que hacer después de las 10 pm. Como yo vivía en una casita equis, ni internet tenía y batallaba mucho, por lo que terminé haciendo esos trabajos en la casa de él.

Al principio, solo llegaba a lo mío, pero comenzó a ofrecerme galletas, dulces y poco a poco comenzamos a hablar de temas equis, a filosofar de cualquier pendejada, él me hablaba de sus teorías y lo que creía y yo lo escuchaba. Al principio trabajábamos en la mesa y después nos fuimos mudando al sofá.

Cuando terminábamos el trabajo, nos relajábamos más y no sé cómo se dio esa confianza de subir mis piernas sobre los muslos de él mientras hablábamos… él me acariciaba y yo solo me dejaba, hasta que un día nos quedamos dormidos en el sofá.

A mitad de la noche, él se despertó y me invitó a quedarme en su cama, a lo que acepté, frente a él me quite el brasier y lo dejé en el suelo, en cuanto me acosté a su lado me abrazó de cucharita y sus manos comenzaron a masajear mis senos. Buscamos la manera de besarnos e incluso recordándolo ahora, me caliento.

Él fue dominante, todo el tiempo sobre mí besando cada parte de mi cuerpo mientras me f*llaba, sin preguntar se corria dentro de mi y no fue solo un encuentro… aunque ese gusto me duró un mes.

No lo extrañé pero pensaba en él. Pasaron 6 meses y lo volví a ver. Cabe destacar que el tiene familia, una esposa y dos hijos, y los meses que no nos vimos, nos mandábamos nudes con un "me extrañas?"… es el hombre con más conexión que he estado.

Cuando lo volví a ver, lo saludé en el estacionamiento, ya era tarde y hacía frío, por lo que me invitó a hablar dentro de su auto… terminamos teniendo sexo ahí mismo, para después llevarme a casa. Todo quedó oliendo a nosotros y aquella noche me fui a dormir con su lechita, como antes.

No lo he vuelto a ver, pero me gustaría volver a hacerlo.