Mi esposa y yo fuimos a visitar a su familia, que vive en otra ciudad, al otro lado del país. Su cuñada nos invitó a cenar y a ver una película para no pasar la tarde solos. Aceptamos y fuimos a su apartamento. Pasamos una buena tarde y noche todos juntos hasta tarde y nos propuso pasar la noche allí.

A mi mujer y a mí nos encanta jugar y calentarnos siempre, no importa el lugar o las circunstancias en las que nos encontremos. Y ese día no fue una excepción.

Una vez mi cuñada se fue a dormir a su habitación, que está pegada al salón, mi mujer se puso encima de mí y empezó a besarme como si no hubiera un mañana. Empecé a tocarle los pechos por debajo de su camiseta oversize y bajé hasta su short. Cuando pasé la mano por encima de su flor, sentí lo mojada que estaba, hasta el punto de que había atravesado su pijama corto. La acaricié por encima todo el tiempo que estuvo sobre mí y, cuando fui a meter la mano dentro, se bajó del sofá y se puso de rodillas frente a mí. Me bajó el pantalón, cogió mi pene y empezó a comérmelo. Tenía miedo de que mi cuñada saliera de su habitación en cualquier momento para ir al baño o a la cocina, pero, al mismo tiempo, eso me excitaba demasiado.

Tras un buen rato comiéndose mi pene, se quitó el pantalón corto y se puso encima de mí. Poco a poco fue metiéndosela cada vez más profundo. Mientras lo hacía, me besaba y yo seguía pensando en mi cuñada, en lo que iba a decir o pensar al verla montándome en su sofá, en su salón, en su casa. No sé por qué mi esposa estaba tan caliente y excitada esa noche, pero me montó tan bien, que consiguió hacerme correrme en su interior, cosa que nunca había pasado con ninguna otra mujer.

Mirándome fijamente y con una sonrisa pícara, me pidió que no me moviera para limpiar su polla mientras me recuperaba. La cogió de nuevo con su mano libre mientras con la otra se agarraba su flor para no ensuciar la alfombra con mi semen y se puso a lamerme y chuparme toda la polla. Allí donde había semen, pasó su lengua y su boca. Lamía y chupaba mis testículos, glande, pene, pelvis... Cuando terminó, se puso el pantalón corto y se fue a la ducha, contenta con lo que había hecho.

Al día siguiente, mi cuñada le comentó a mi esposa si se lo había pasado bien y que era una buena puta riéndose de lo que habíamos hecho la noche anterior. Mi esposa hizo como si no entendiera nada, pero sonriendo pícaramente como siempre que está excitada.