Sucedió aproximadamente 2 meses de nuestra relación incestuosa. Iba al apartamento de mi tía y ella venía a conectarnos. Bueno, mi tía y yo usábamos condones en cada conexión. Incluso me retiraba con el condón porque ella no estaba tomando anticonceptivos.

Como de costumbre, vino a pasar la noche en nuestra habitación de invitados. La habitación de invitados estaba justo enfrente de mi habitación y ella entraba a hurtadillas en mi habitación mientras todos dormían. Esta noche lo hicimos como siempre. Ella se coló en mi habitación solo con sus bragas y comenzó a besarme. Ella me comía y yo haría lo mismo.

Me puse el condón y se dio vuelta para montarme en vaquera inversa. Me encanta ver su culo rebotar y moverse mientras me monta. Ella se cansó así que nos pusimos a lo perrito. No sé qué le pasó a mi tía, pero estaba hablando más sucio que nunca.

“Soy tu putita”. “Este culo es nomás para ti” “Que rica es tu verga sobrino”

Estas son sólo algunas de las cosas que dijo durante nuestra conexión. Después de lo perrito, ella se volvió misionera y, mientras yo me deslizaba, me dijo que me quitara el condón.

“Quítatelo. Cojeme a carne viva”

Dudé un poco y ella siguió adelante y me lo quito. Le pregunté si estaba segura y me dijo que me diera prisa para poder viniera en ella. Mientras me deslizaba, mi mente no podía dejar de pensar en el hecho de que me estaba follando a mi tía en carne viva. Mi verga palpitaba mucho y a medida que me acercaba quería criarla.

Le dije que estaba cerca y ella me dijo que quería que me corriera adentro. “Adentro córrete”. Acabé dentro de ella y amé cada segundo. Había algo en follar a mi tía a pelo que se sentía tan mal pero a la vez tan bien.

Saqué mi verga y mi semen siguió goteando de su coño. Ella se rió y lo tocó. Nos duchamos juntos y nos acostamos. Desde ese día me follé a mi tía a pelo y me corrí en ella. Ahora toma anticonceptivos, pero a veces desearía que no lo hiciera.